Ha sorprendido a muchos profesionales en el campo de la fotografía el enuncio del fin en la fabricación de las cámaras réflex que tanto estábamos disfrutando luego de un proceso de adaptación que duro algunos años como parte de esa gran novedad que represento la llegada de nueva era digital.
El anuncio se conoció a comienzos de este año cuando los expertos y conocedores le dijeron al mundo que el 2022 sería recordado por la desaparición de las cámaras réflex ante la llegada de nuevas tecnologías que presiona cambios en las grandes compañías para adaptarse rápidamente si no quieren desparecer como ocurrió cuando anunciaron la llegada de la tecnología predigital.
De esta manera la técnica de la fotografía no se escapa a los embates tecnológicos que hemos vivido durante los siglos XXI el cual nos ofreció cambios menos fuertes que los vistos durante el siglo XX invitándonos de alguna manera a la generación de grandes cambio en las formas como vemos y practicamos este oficio.
Lo cierto es que las cámaras están evolucionando más rápido de lo que muchos esperaban y más tiempo nos tomó entender las novedades que llegaron a partir del año 2000 y nos aferramos a esta sin darnos cuenta que pronto tendríamos que pensar en la verdadera revolución en este campo por múltiples factores que explicaremos a continuación.
La respuesta parece estar relacionada con dos factores importantes uno los costos de producción de todos los componentes lo cual encarece el productos y dos el supuesto sueño de logra cámaras ligeras y económicas, lo primero parece ser evidente, fabricar una cámara réflex requiere altos niveles de precisión que se obtienen gracias a la intervención de sus componentes mecánicos que cada vez son más obsoletos y difíciles de fabricar, a cambio de todo esto parecen prevalecer las apuestas por la producción de cámaras sin espejo donde la electrónica parece llevarse todos los créditos.
Sin embargo estos avances supuestamente tecnológicos tampoco están ofreciendo las dos cosas más importantes que estaba esperando el mercado una, bajo costo y dos disminución en el tamaño de las cámaras y de sus objetivos, también está por verse como se comportaría el mercado de segunda mano que al parecer también se vería muy afectado por ser estos literalmente eléctricos.
El punto que no tiene discusión es que al parecer las nuevas cámaras tienen altos niveles de precisión y son más rápidas pero este no parece ser motivo suficiente para convencer a los escépticos que cada vez se muestran más convencidos que los cambios solo obedecen a intereses de las empresas fabricantes donde hay una búsqueda permanente para obtener más rentabilidad a más bajo costo en su producción.
La triste realidad es que las cámaras réflex ya no están de moda pero el mundo profesional tiene claro que no se puede insistir en el proceso de la miniaturización porque para el trabajo se requieren cámara robustas ergónomicas y con un buen agarre para soportar los grandes objetivos que no parecen sufrir grandes cambios.
Así las cosas la tendencia es el consumo por las cámaras sin espejo, que no son más económicas, no son más pequeñas, no tienen un ávida más larga, pero enfocan mejor y son más rápidas y como todo en este mundo moderno solo nos tomara un tiempo para adaptarnos a lo nuevo, porque será imposible frenar el avance tecnológico que se presenta ya sea por conveniencia o necesidad de los fabricantes.