El país enfrenta hoy un ambiente turbio por cuenta de las declaraciones de Nicolás Petro ante la fiscalía general de la nación, que lo investiga por clientelismo, corrupción y dineros “calientes” de los cuales se sabe que una parte fue hurtada y otra presuntamente ingreso a la campaña del hoy presidente Gustavo Petro, pero estos hechos seguirán siendo materia de investigación.
En medios de todo está la gente, el constituyente primario que deposito su confianza en un gobierno progresista que prometió hacer algunos cambios estructurales del estado creados históricamente por intereses de partidos políticos y familias hegemónicas que en la historia de Colombia se hicieron millonarias a punta de corrupción, clientelismo y contrataciones amañadas a su favor para llenarse los bolsillos.
Pero con el paso de los años ese pastel llamado Colombia ha tenido que ser repartido cada vez entre nuevos actores que van apareciendo con el paso de los años y a la violencia bipartidista entre liberales y conservados de otros años se han venido sumando ahora, Partido de a U, Centro Democrático, Polo, Verdes, Cambio Radical, MIRA, La Fuerza de la Paz y otros más pequeños que no son muy conocidos, pero que igualmente están presentes en el galope de la política.
Unos han llegado a la fiesta de manera pacífica, sin hacer mucho ruido, golpeando puertas, haciendo proselitismo, generando caudal electoral y montándose en el bus de candidaturas política ganadora que les ha permitido seguir fortaleciéndose poco a poco para ser cada vez más incidente a nivel local y nacional.
Lastimosamente, este es un estado creado por ellos mismo propicio para la impunidad, la corrupción y la generación de espacios que permiten tener siempre abierta la puerta de la impunidad para escapar airosos ante las eventualidades políticas que siempre están presentes, ejemplos existen por montones como lo aseguro en algún momento la Misión de Observación Electoral – MOE.
Entonces nos preguntamos para donde vamos si se evidencia una oposición fuerte al gobierno del turno, como al gran “arte de la política”, para impedirle avanzar en los propósitos de mejorar las condiciones del estado y de la sociedad, porque existen interés, políticos, económicos y oligarcas que representa millones para muchos y poder para otros, un matrimonio desastroso del cual no hemos podido salir y que por momentos nos hacen sentir que nos estamos ahogando como es apenas natural.
El país reclama a gritos un cambio en la estructura del estado que permita mejora las condiciones en: Salud, educación, agricultura, seguridad, industria, servicios y otros que nos permitan seguir adelante en materia económica, bien proyectados, explorando y explotando hidrocarburos para garantizar la transición como lo están haciendo otras economías en el mundo para mejorar las condiciones ambientales del planeta y mitigar el cambio climático lo más pronto posible sin sacrificar a las sociedades que también se deben preparar para vivir de dos fuentes importantes, la industria y el turismo, pero para llegar a eso en Colombia estamos muy lejos.
¿Pero el camino es el que propone el actual gobierno de Gustavo Petro…? Y la respuesta es muy sencilla puede que no sea el camino porque esa figura despierta amores y odios y también porque las trasformaciones toman tiempo y en muchos casos se requiere la realización de pruebas piloto en territorios que permitan darle paso posteriormente a implementaciones en el sistema para mitigar el factor de riesgo que ningún gobierno está dispuesto a sacrificar, todos quieren acciones rápidas para tener algo que mostrar a corto plazo en un estado paquidérmico que relentiza las cosas al tener que contar con aprobaciones políticas, fuerzas e interés que se agrupan en el Congreso de la República.
Sin embargo, es un avance que aparentemente es doloroso, pero al final resulta un paso importante en la transformación de Colombia, y para ello podemos citar algunos ejemplos: Andrés Pastrana se tomó cuatro años demostrarle a la comunidad internacional que las FARC no tenían ninguna intención de llegar a reales acuerdos de paz, Cesar Gaviria manejo durante largo tiempo el problema del desabastecimiento energético con el apagón y la lucha contra los carteles de la droga, (Pablos Escobar y el Cartel de Cali), Álvaro Uribe trabajo en la seguridad del país e Iván Duque Márquez enfrento la Pandemia, Ernesto Samper es cuento aparte por qué se gastó cuatro años defendiéndose del proceso 8.000 y enfrento el temor de ser extraditado a los Estados Unidos porque en algún momento estuvo convencido de que los americanos llegarían por él a la Casa de Nariño.
Después de la tormenta viene la calma y la recomendación es muy sencilla, menos consumo de redes sociales y de medios de comunicación tradicionales, más análisis y lectura solo de gente seria y experta que no tenga relaciones e intereses políticos para hacernos una idea más clara de la realidad nacional, ningún presidente está dispuesto a renunciar y la Comisión de Acusaciones del congreso es más un saludo a la bandera y papaya para seguir en el protagonismo político de personajillos que quieren visibilizarse para fortalecerse políticamente en las regiones, ese capítulo ya lo vivimos y es casi seguro que se repetirá.
En las últimas horas, se conoció que el Presidente Petro ya tiene abogado para que lo represente en el caso de su hijo y: “otorgo poder al conjuez de la Sala de Casación Pena de la Corte Suprema de Justicia, Mauricio Pava Lugo, para que me represente”, y al igual que en la Campaña de Ernesto Samper recibió con dolor el ingreso de dineros de dudosa procedencia a su campaña en la Costa, pero si no cambiamos el modelo de este país y elegimos gerentes y no políticos no esperemos que esto cambie a la velocidad que demanda la sociedad y otros países del mundo porque los varones de la política saben perfectamente que solo a punta de votos no llega nadie a la presidencia de la república.